
Por Ingrid Cerecero
Con motivo del seminario doctoral que la Universitat Pompeu Fabra ha organizado en Barcelona del 13 al 16 de octubre de este año, he tenido la fortuna de conocer y tratar al reconocido y distinguido Dr. James P. Lantolf, director del Center for Language Acquisition at The Pennsylvania State University, USA (Centro para la Adquisición de Lenguas de la Universidad Estatal de Pensilvania, en los Estados Unidos de Norteamérica).
Estos días de convivencia, trato, charla académica en Barcelona me han descubierto que el Dr. Lantolf, más allá de su investidura, es una persona muy humana, agradable y accesible. Le he visto prestándose a la comunicación y charla con todos aquellos que nos acercamos a él. Algo que llamo mi atención fue haberlo visto sentarse entre los asistentes a escuchar cada una de las comunicaciones y aportar sus reflexiones. Un detalle pequeño que expresa grandeza intelectual y su calidez.
Me gustaría, desde este espacio, trasladar a los miembros de la Plataforma Internacional Práctica Reflexiva algunas de las reflexiones que Lantolf ha compartido con nosotros en el Simposio Enfoques socioculturales para el aprendizaje/enseñanza de lenguas. Investigación y formación del Profesorado y Acortar la distancia entre la teoría y la práctica. En su ponencia nos ha invitado a reflexionar si realmente existe una brecha entre la teoría y la práctica, además de tratar otros temas relacionados con el desarrollo docente y de los estudiantes de lenguas. Lantolf tiene una destacada trayectoria en el ámbito de la lingüística aplicada, la teoría sociocultural y el aprendizaje de las lenguas; integrando otros temas como son la reflexión y la relación entre la teoría y la práctica. En su ponencia enfatizó el hecho de que en el desarrollo humano influyen aspectos biológicos, psicológicos y sociales. En la educación y el aprendizaje nos vemos influenciados por la experiencia y el medio en que nos desenvolvemos. Esta experiencia y conocimientos que vamos adquiriendo son compartidos de generación en generación a través de la cultura y la socialización.
A diferencia de lo que señalan las leyes del desarrollo psicológico en las que se establece una transición de lo natural a lo cultural, por medio de herramientas, signos y símbolos; así como de la transición del comportamiento de lo intrapsicológico a lo interpsicológico; Lantolf apunta que el desarrollo cultural de una persona aparece primero en un nivel social, interpsicológico por medio de las relaciones entre los individuos y posteriormente en el nivel individual aplicado a todos los niveles de conciencia, atención voluntaria, percepción, planeación, pensamiento y formulación de conceptos. Es decir, las funciones de orden superior se originan a partir de las relaciones entre los individuos, hasta llegar a internalizar el conocimiento a nivel individual.
Por otra parte, Lantolf ha planteado que en la praxis, la teoría y la práctica son inseparables, puesto que la práctica evalúa o valida a la teoría; y da la pauta para la construcción de conceptos y la formulación de leyes. Esto es, la práctica es una forma de investigación científica. Por tanto, existe una unidad dialéctica entre la teoría y la práctica, en la que ambas se necesitan y donde una pone a prueba a la otra y se conectan. Sin teoría no podríamos entender cómo funciona la práctica; y sin ésta última, la teoría serían únicamente palabras.
Lantolf señaló que el conocimiento conceptual se enseña mediante símbolos por medio del pensamiento que se tiene del mundo, el cual puede ser un pensamiento sincrético inestable o a través de los conceptos cotidianos y que nos formamos por medio de los sentidos y la experiencia, de manera empírica y contextual. Por ello sería un fracaso enseñar gramática, como si únicamente se tratara del uso correcto del lenguaje y de evitar las formas incorrectas, en lugar de darnos cuenta que el lenguaje es un artefacto para construir los significados que necesitamos para comunicarnos, por lo que el valor de la gramática es semántico. De ahí que es vital que los docentes enseñemos de una manera reflexiva y reconozcan que los estudiantes son capaces de entender y desarrollar un pensamiento conceptual. De acuerdo con Vygotsky, los conceptos no deben verse como partes aisladas e inflexibles, sino como partes activas del proceso intelectual que sirven para comunicarse, entenderse y en la resolución de problemas.
El reto es, entonces, que los estudiantes comprendan, en el caso de la enseñanza de lenguas, ya sea en su lengua materna o en la lengua que están aprendiendo mediante la sistematización, visualización y materialización de conceptos y que sean capaces de comunicarlos verbalmente a partir de un pensamiento comunicado y dialógico para lo cual requiere de su internalización apoyado por el desarrollo de conceptos y la mediación.
Un aspecto a reflexionar en la enseñanza de lenguas es cómo les enseñamos a los estudiantes cuando son jóvenes o adultos, puesto que se ha argumentado bajo algunas teorías, que deberíamos enseñarles a todos por igual, es decir, muchas veces se deduce que es necesario permitir que el alumno aprenda una segunda lengua de la misma manera en que ha adquirido su lengua materna. Sin embargo, en el caso de los adultos, aprenden de distinta manera a como lo hacen los niños, porque ya tienen muchos conocimientos y experiencias que intervienen y facilitan o dificultan el proceso.
Lantolf decidió reflexionar en torno a tres pensamientos que sobresalieron a lo largo de las comunicaciones: En primer lugar, los conceptos de cambio, transformación y desarrollo, cuestionando cual es el más apropiado para lo que sucede en la enseñanza. Señaló una serie de ejemplos de acuerdo al significado de las palabras y cuándo pueden utilizarse, para concluir que desde su propia concepción desarrollo es la palabra que captura más lo que sucede en el papel del docente y de los estudiantes y es lo que se pretende lograr de ellos. En segundo lugar, expuso la pregunta de si somos entrenadores, educadores o desarrolladores, para lo cual mostro que un entrenador, puede hacerlo sin tomar en cuenta la voluntad del sujeto a quien se enseña, por lo que para él, la palabra más adecuada es la de educadores en tanto se relacione con el desarrollo que tiene como motivo laboral tanto en su persona como en sus alumnos. Finalmente, expuso que no existe ni debe haber un distanciamiento entre la teoría y la práctica, porque ambas son necesarias y una sin la otra no tienen sentido; pero de acuerdo a lo que decidamos creer va a ser nuestro comportamiento diferente en el aula.
Ingrid E. Cerecero
Docente e investigadora. Universidad Autónoma del Estado de México.
Miembro del Equipo de apoyo de la Plataforma Internacional Práctica Reflexiva.
REFERENCIAS
Las referencias a Lantolf, J. P. (2015, octubre) corresponden a su brillante ponencia “Systemic Theoretical Instruction and the Unnecessary Separation of Theory and Practice” en el Simposio Enfoques socioculturales para el aprendizaje/enseñanza de lenguas. Investigación y formación del Profesorado y Acortar la distancia entre la teoría y la práctica. Universitat Pompeu Fabra, Barcelona (España).
Excelente reflexión y aportes dada la necesidad de encontrar medio y referencias para superar las falencias en los procesos de enseñanza de la lengua en nuestros países
Muchas gracias, Reynalda. Tus palabras son un aliento para seguir en nuestra labor. Un abrazo.